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SICK PORKY EN VORTERIX: LOS QUE NUNCA TEMEN

Sick Porky presentó su nuevo disco Alucinatorio en el Teatro Vórterix y aprovechó la ocasión para también repasar los puntos más altos de su discografía.

Sick Porky es una de esas bandas que saben lo que es pelearla desde abajo para ganarse un lugar. Uno puede debatir desde el lado musical, porque los gustos no son universales, pero es imposible negar que Carlos Villafañe, Jeremias Stutz, Mariano Martínez, Leandro Mousseaud, Leandro Spátola y Manuel Sibona son unos verdaderos – y muy talentosos- luchadores del under argentino. Luego de diez años de remar contra la corriente, con ya cuatro discos en su haber y una evolución notoria en todo sentido, llegaron al Teatro Vorterix para presentar Alucinatorio y cumplieron con todas las expectativas que se habían generado en la previa.

Un show tan importante no iba a comenzar de otra manera que con un big bang y Sick Porky cumplió con esta máxima ya que cuando se corrió el telón y sonaron los primeros acordes de “El Fantasma De La Libertad” no hubo forma de mantenerse indiferente. Una canción plagada de momentos muy potentes, con las tres guitarras sincronizadas en el riff y la batería rompiendo el cielo mismo, coronada por la voz clara y metalera del frontman. También fue imposible no maravillarse con el ensamble presente en el escenario, más sabiendo lo complicado que es colocar juntos a tantos instrumentos y lograr que no haya ni siquiera una pequeña fisura en el sonido.

Con ya diez años sobre sus espaldas, la madurez sonora y colectiva de Sick Porky se ha asentado hace largo rato, sobre todo haciéndose presente en sus últimos dos trabajos de estudio (Los Descarnados de 2014 y Alucinatorio de fines del año pasado) que elevaron por completo la vara y les permitieron alcanzar nuevas fronteras en la escena local. Las visuales psicodélicas en alta definición fueron el complemento perfecto para lo auditivo y la notable presencia sobre las tablas de todos los miembros de la banda terminó por conformar un combo irresistible.

Sin ninguna intención de bajarse del tren, la dirección indicó el camino hacia “El Manifiesto” que encontró a Leandro Spatola lanzando incesantes fintas desde el bajo y nuevamente a Jeremías Stutz, Mariano Martínez y Leandro Mousseaud alineados como las estrellas en una noche de luna llena. Una pared de sonido más que implacable, pero muy prolija al mismo tiempo. Contundentes y compactos, un bombazo de Gabriel Batistuta a quemarropa directo al pecho y a la cabeza al mismo tiempo.

Sick Porky

“El Barro Mi Enemigo” le permitió a Carlos Villafañe mostrar su capacidad para alcanzar los agudos extremos montado sobre un riff demoledor, tan clásico como pesado, con Manuel Sibona haciendo una locura tras otra desde la alturas. La primera pausa de la noche fue usada por el cantante para agradecer la presencia de todos y bajar de forma abrupta los ánimos con “El Farsante”, canción menos apta para el pogo – algo poco relevante ya que el público se mostró muy estático- y apuntando más hacia lo reflexivo y lo melódico.

Esa oda para los que ya no están llamada  “La Procesión” completó el descenso total hacia las profundidades del alma, una cuestión sin dudas interesante en lo musical pero que tal vez hubiese sido más correcta en el tramo medio del setlist. Mariano comenzó en esta canción con su show aparte, calentando el ambiente con un punteo notable sobre el golpeo de la batería y todo el dolor disparado desde las cuerdas del bajo.

Sorpresivamente la faena siguió por el lado más tranquilo, esta vez con “Los Paradigmas”, donde si bien levantaron la potencia, eligieron mantener la senda de la reflexión. Spátola llevó la canción entera sobre los hombros a pura técnica y la imagen de la luna llena en la pantalla gigante fue más que elocuente para un tema centrado en el desamor absoluto. La mandolina tocada por Martínez sobre el cierre fue un detalle más que aplaudible, sumándole complejidad a la melodía y generando una de las ovaciones más grandes de la noche.

Claro que la calma no iba a durar mucho tiempo más, ya que de inmediato el riff de “El Malnacido” le devolvió la fiesta absoluta al Teatro Vórterix. Una bomba cargada con heavy metal puro y duro, sin ninguna concesión y con la lógica reminiscencia a Black Sabbath y algunos tintes del infalible rock californiano de fines de los ochenta.

La promesa – cumplida a medias, solo en la introducción- de un viaje lisérgico fue el preludio de la muy eficiente y más cercana al metal clásico “La Marcha De Los Elefantes”, que tuvo en el bajo al gran protagonista una vez más merced de su constancia a la hora de lanzar cada finta. Con el teclado bien adelante, la canción terminó luego de una excelente sección instrumental donde las guitarras guiaron el rumbo hacia lo más sinfónico dentro del género y entregando por primera vez en la jornada altas dosis de épica.

Dos electroacústicas fueron el condimento principal de “El Camino”, donde fue una misión cuasi imposible no imaginarse a The Eagles tocando “Hotel California” a la par de The Mamas & The Papas interpretando la histórica “California Dreaming”. Más allá de este importante detalle, la canción transmitió mucha paz y le permitió a los espectadores tomarse un breve respiro después de tres canciones donde la aceleración había sido plena.

“Ephemerol” fue otro de los momentos más memorables, con las luces rojas dominando la escena y Spátola tomando las riendas del caballo por enésima vez. El público pareció salir de la quietud extrema y durante varios minutos ensayó una especie de agite que le dio al estribillo mucha más fuerza de la que ya de por sí posee. Sin despegarse de su agenda estilística, las guitarras de Sick Porky volvieron a dar en el blanco justo en el momento de un recital donde es clave no fallar.

Conscientes de esto, sacaron el primer as escondido bajo la manga: sobre la hora, en el ingreso al Teatro Vorterix unos pocos – entre los que se incluye a este cronista- habían presenciado el veloz ingreso de Marilina Bertoldi quien ofició de segunda voz en “Los Que No Temen” y dio una lección de la que muchos artistas deberían tomar nota. En los pocos minutos que duró su presencia en el escenario, derribó literalmente una pared con la potencia y claridad de su voz, mostró que es lo que debe hacer un frontman para encandilar a una multitud y desató por completo la locura colectiva.

Después de una interminable ovación y del abrazo muy sentido con Spátola y Villafañe, el viaje al sur del país volvió de la mano de “El Fueguino”, con el temblor literal del suelo debido al poder del sonido en este tema. Fue imponente verlos a los cinco en línea atacando con toda la furia, despedazando las cuerdas en el riff y entregando mucho de ese doom metal que solía predominar en los inicios de su carrera.

Pero si eso había sido lo suficientemente poderoso como para tirar abajo el lugar, lo que vendría unos minutos más adelante sin dudas que superó por completo lo imaginado. Fernando Ruíz Díaz se trepó al escenario enfundado en una larga parka y con un gorrito negro, listo para ir a la guerra en “Encogemente” y también con la intención de detonar Vorterix. Lo que Sick Porky ganó – como lo haría cualquier otra banda, es algo lógico- de presencia y contundencia gracias a su segundo invitado de lujo fue más que notorio y también el hecho de que la gente no haya amagado siquiera con hacer un pogo cuando la canción y los gritos y saltos de Fer invitaban como mínimo al mosh violento.

Tras la masterclass en manejo de escena a cargo de uno de los grandes frontman del rock nacional, “Hordax” yDilema Del Cautivo” trazaron la senda por la que terminaría el show. Mucha distorsión, mucha guitarra, pesadez total y la voz resaltando en los agudos.

Comenzando a despedirse, hicieron subir a Lisardo Alvarez, ex guitarrista de D-Mente, y a Xon guitarrista y cantante de Banda De La Muerte, para que sumen todo el heavy metal posible a  “Buitro”, gran tema de su primer disco Ancestral de 2006. Sick Porky tuvo las agallas de poner cuatro guitarras al mango sobre las tablas y sobrevivió a la experiencia sin ningún error, logrando una calidad sonora y un volumen inusitados, alcanzando dentro del rock pesado el estado más puro.

Entre risas y con el reloj superando las once de la noche (“Último tema porque estamos viejos y gordos”) saludaron y lanzaron su gran hit “Pura Sangre” para cerrar la presentación de Alucinatorio. Después de la foto a espaldas del público que ya es sana costumbre en el ambiente, uno de los integrantes tomó el micrófono para entonar a capella el estribillo de “God Gave Rock And Roll To You” de Kiss y cerrar una jornada que quedará en la memoria de la banda y de sus fanáticos.

Fotos cortesía de Héctor Palacios – Grizzly FV