En Vivo

Que lindo que es el reggae

Nonpalidece volvió a La Plata y en una velada con toda su vibración positiva enamoraron a más de 800 personas que se convocaron a pesar del frío y la lluvia. Una noche en donde volvió quedar claro que si la música es el lenguaje de los sentimientos, el reggae es el que habla del amor.

No parecía domingo. No parecía día de lluvia ni que hiciera frío. En los alrededores de calle 58 las personas circulaban a pie o en vehículos como si fueran las 3 de la tarde de un feriado soleado y primaveral. La fila para ingresar al Teatro Ópera se extendía casi hasta la esquina y alrededor se escuchaba reggae del bueno con “El Rey” Bob Marley encabezando las listas. Mientras algunos se prendían un pucho y en alguna parte alguien revendía una entrada, la fila avanzaba a paso lento.

Para las 10 la sala ya se encontraba abarrotada de un público feliz. Y cinco se abrió el telón, el verde y amarillo de las luces coloreó el lugar y aparecieron los responsables. Nonpalidece se presentó de la mano de Néstor y recibieron con los brazos abiertos el cariño y los aplausos de los cientos que habían esperado ansiosos y felices por ese momento. “Gracias, de verdad, con este día de mierda se vinieron hasta acá, pagaron la entrada y nos están haciendo el aguante”, replicó el cantante emocionado ante el recibimiento acalorado y la predisposición a volar.

La lluvia y el frío habían quedado del lado de afuera y adentro se perfilaba un microclima del que se desprendían sonidos y colores generados por la música. Mientras algunos encaraban para delante, otros se movían en el lugar hacia un lado y hacia otro como suspendidos. Un lungo dificultaba la visión del escenario pero la vibración era tan fuerte y real que sólo con escuchar alcanzaba para gozar.

67 Lunas.
67 Lunas.

En el repertorio, lo mejor: “Tu Sonrisa”, “Revolución” y “La Flor” sonaron directamente desde los corazones presentes en el público y casi no dejaron espacio para la interpretación de la banda. En el aire logró elevar sobre el suelo a más de uno, “Tu Presencia” los despabiló, “Dame luz” volvió a virar y entre un ir y venir constante de intensidades, la música no dejaba de recorrer cada espacio y a cada uno de los que allí estaban. Cerca de la barra, la única distracción posible era una cerveza, que luego de la interacción llegaba como acompañando el momento.

“Estamos acá compartiendo con ustedes esto, que es simplemente un poco de música” dijo Néstor entre tema y tema para luego agregar “que hermosa energía que vibran acá en La Plata”, momento en que la ovación y los brazos en alto coparon la escena anterior a “Danger Man”. “Ay no” consiguió una gran coordinación de movimientos en el público y “Nuestras Ideas” llegó para sobrevolar el momento, tan oportuna como la melodía que la viste y la letra que la compone.

Mientras una amistosa competencia entre los que estaban en la cabecera y los que se habían ubicado debajo del escenario lograba entretener post música y pre final, un aire ligero proveniente de la salida renovaba la energía y hacía subir todavía más a los que tan copados estaban con el juego propuesto desde el escenario. Las luces evocaban los colores del reggae y la vista se hacía más hermosa a medida que la música iba acompañando. Se terminaba, pero nadie parecía querer resignarse a bajar del viaje propuesto por Nonpa para aquella velada.

67 Lunas.
67 Lunas.

Se hizo corto, porque cada noche de reggae se hace corta. Sin embargo, mientras la gente salía del teatro y emprendía el regreso a la rutina de un inevitable domingo gris, la música ya había hecho lo suyo y en los rostros podía percibirse más amor y felicidad de los que había antes de ingresar. Se quedaron cortos, pero porque es tanta su música, son tantas sus letras, tantas verdades, que un show resulta inabarcable. Y sin embargo es tan potente y claro, ideal para interpelar al que escucha y decirle directamente que se sienta, que se escuche, que se vea tu presencia y definirse en cada ocasión como activistas de la buena vibración.

Un consuelo: para septiembre llegará el plato fuerte con motivo de la celebración de los 20 años de la banda, toda una trayectoria que merece un brindis a lo grande y un show a la medida de su público, su música, sus letras y su mensaje. La espera se hará larga.

Fotos por Sofía Digirolamo (67 Lunas) para Rock And Ball

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