Luceros, el ojo daltónico se presentó en Casa Colombo para empezar a marcar su impronta en la Ciudad de Buenos Aires. Un show impecable de principio a fin permitió disfrutar a los bahienses que se acercaron junto a numerosas personas de la zona metropolitana que dieron el presente.

Una madrugada calurosa recibió a los espectadores que llegaron hasta el barrio del Abasto para una noche de rock y fiesta con una de las bandas con más potencial en el circuito underground del país. La espera se amenizó entre charlas y bebidas que bajen la temperatura mientras un DJ sobre el escenario musicalizaba con clásicos del rock internacional en versiones remixadas.

Sin tiempo que perder, Luceros salió al escenario a las 00.45 de la madrugada para arrasar desde el inicio las sensaciones del público con “Oda a la barbarie”, que permitió romper el hielo con mucha firmeza. Antes de continuar, Ignacio Boyo -voz- se dirigió sentidamente hacia el público y recordó que en diciembre al tocar en el mismo sitio eran sólo un puñado, como forma de agradecer la llegada de nuevos oyentes. Con un recuerdo de la experiencia del boca en boca que los llevó al éxito en su Bahía Blanca natal, pidió repetir la experiencia en Capital Federal al exclamar que “evangelicen a la gente, traten de militar y sumar gente, difundinos”.

Luego del mensaje que se dijo desde la banda se soltó un “Bienvenidos, esto es Luceros, el ojo daltónico” y comenzó nuevamente el recital a todo volúmen con “Artificios”, seguido de “Domingos sin funerales” para bajar un poco las revoluciones y “El espíritu capicúa” con un solo especial de Dandy, primera guitarra, para lucir el potencial musical del grupo y recibir la primera ovación de la jornada. Las siguientes canciones tuvieron dedicatorias especiales: en memoria de un femicidio muy importante ocurrido en Bahía Blanca hace años sonó “Los cuentos de Sofía 3” y para dos hermanos seguidores de la banda que habían sufrido una delicada situación personal tocaron “Los cuentos de Sofía 2”.

A esa altura cualquier presente que hubiera ido a conocer música nueva ya había tenido muestras de todo el poderío que poseen los bahienses, con un sonido parejo durante todo el recital que garantizó la prolijidad musical total durante cada minuto del show y con un frontman tiempista para relacionarse con los fans, para lucir su voz distintiva y para hacerse a un lado en momentos que los músicos se adueñaban de las tablas sin quitarles protagonismo. Lo que podría considerarse el segundo acto de la noche fue una seguidilla de temas que levantaron a la gente e hicieron retumbar la sala del Abasto junto a sus invitados: “Malos amigos reunidos”, “Retroanatomía”, “El brujo” con Gaspar Benegas como invitado especial y “Mesita del miravalles” dejaron el recinto hecho un hervidero de euforia y pasión que exhalaban los presentes.

Ya cerca de la primera hora de show hubo tiempo para agregarle un condimento más a la banda: la presencia del saxo a cargo de Raúl Soto, “nuestro Encías Sangrantes Murphy” según Boyo, para “Maremotos y carnavales”. La pizca de punk para detonar la noche la puso Cali Asmussen de Mamados, banda coterránea de Luceros, al cantar “En otra vida”.

El comienzo de la recta final fue casi sin parar durante el lapso que se sucedieron “Año 13”, “Quo Vadis”, “70 veces 7” y “El último poeta maldito”. Con el cierre de la noche pisando los talones llegó el agradecimiento de la banda para los presentes a los que se les preguntó su origen y hasta se propuso imitar a la Mona Jiménez para inventarle una seña a cada barrio metropolitano. En esta noche tampoco faltó el hit del verano con el mensaje del público contra el presidente Mauricio Macri, y el reconocimiento del cantante: “respetamos todos los pensamientos y las decisiones de cada uno, pero sabemos que es un canto auténtico que se está difundiendo. Nunca creímos que en un recital nuestro también se iba a escuchar”.

No hicieron falta más que los cuatro músicos (cinco con el saxofonista) y el cantante sobre el escenario para que el show sea una experiencia total como pocas, donde toda la atención estuvo puesta en el sonido impecable y en las letras tan elaboradas como emocionantes que cohesionan sin fallas y que le dan aún más créditos a Luceros. Así llegó lo último de la madrugada con “Manicomio bar”, un rock blusero potente de los que no abundan en el rock nacional, durante el que se anunciaron las próximas fechas: 5 de mayo en Tecnópolis para el Festival Nuestro y 11 de agosto nuevamente en Casa Colombo.

Risas, saludos, nuevos agradecimientos y despedida llevaron a casi la mitad de los presentes a retirarse del lugar, pero eso no había sido todo lo que El ojo daltónico tenía para dar. Como cierre prácticamente íntimo la banda volvió completa para tocar “La mitad de otra mitad” y despedirse con las emociones a tope hasta una próxima velada.

Fotos cortesía de MetaData (Fabián Grandinetti)