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Kevin Johansen en La Plata: fin de fiesta y el grinch

El músico se presentó en la Sala Ópera de esa ciudad en uno de sus últimos shows del año y dejó satisfecho a todo el público… o casi.

Kevin Johansen
Kevin Johansen

La Sala Opera está casi completa y los dos ventiladores, ubicados en las esquinas, no dan abasto. Nacido en Alaska, Kevin Johansen se enfrenta al calor platense y comienza a brillar: mérito de su talento, de su banda los The Nada… y un poco también de la transpiración. El show comienza con “Es como el día” y con él comienzan también los besos y los abrazos entre las parejas del público. Algunos se acercan a la barra, ubicada a unos metros de la entrada, en la izquierda de la sala, y van comprando algo para tomar.

Suenan “Baja a la tierra” y “Tiene algo” y todo parece anunciar que la despedida de 2016 que están haciendo es un éxito. “Kevin, no se escucha”, gritó un plateista enfurecido, dando a entender que los que se encontraban más arriba, esta vez- contradiciendo a la historia-, no la estaban pasando tan bien. “Llegó el grinch”, comentó Kevin y, seguramente, escucharon todos.

“Modern love”, dedicado a David Bowie, calmó las malas energías: volvieron los besos y empezó el baile. “Ni idea” continuó el repertorio y, a pesar de los grandes músicos, Johansen osó en tocar la trompeta, pero sin trompeta. Con ruidos hechos con su boca le agregó un instrumento a la banda que, a priori, parecía no faltarle nada. “En mi cabeza”, “No voy a ser yo” y “Mc Guevara Che Donalds” empezaron a escucharse con el coro del público.

“Dios de la marea” hizo resurgir el amor en las parejas, que había sido puesto en pausa al recordar al Che y la protesta de Johansen. “Torcer a favor” vino acompañada de palabras acerca de poner la energía en un lugar positivo. Quizás por eso, al finalizar la canción, el músico le ofreció sidra y champagne al que estaba medio grinch… ¿Lo habrá escuchado?

El rock argentino se hizo presente con la canción que alguna vez supo cantar a dúo con Ricardo Mollo: “Zambaguala del viajero”. Le siguieron, con bailes tímidos y aplausos, “El círculo”, “Desde que te perdí” y “Daisy”. La timidez del público se tomó licencia en “Cumbiera intelectual” y el escenario se llenó de mujeres bailando junto al protagonista principal de la velada. La banda tocó el estribillo de “La pollera amarilla” y fueron ovacionados todos y, particularmente, el baterista Enrique Roizner, “el zurdo”, de 77 años. En “La Bach Chata” una espectadora fue la elegida para subir al escenario y hacer un sketch improvisado con Kevin. “De los accidentes salen los momentos más lindos”, dijo él al finalizar el acting. Y pidió perdón, por las dudas.

“Oh, What A Waist (Pero Qué Cintura!)” y ” S. O. S. Tan Fashion”, cantada con la guitarra rosa de Kitty, siguieron después de tanto baile. Continuó “Folky”, la canción que grabó con Pity Álvarez, y Kevin se jactó, orgulloso, de haber podido mantenerlo durante tres horas en un estudio. Confesó, también, la ayuda que le había proporcionado el whisky que el cantante de Viejas Locas tomó.

El juego de luces celestes y amarillas le dejó lugar al rojo y el calor en la sala pareció aumentar, a pesar de no haberse apagado ningún ventilador. Recordando Resistiré, la novela que utilizó su tema de cortina musical, Johansen tocó “Down with my baby” y el público cantó todo el tema en voz baja, como quien no quiere opacar. “No digas quizás” y “Anoche soñé contigo” hicieron volver las luces de colores y actuaron de falso cierre: se despidieron fugazmente, el público los llamó, volvieron.

La última parte comenzó con el bolero “El jardín del desdén” y Kevin con su tijera de podar cortó arboles imaginarios. Al finalizar el tema, siguiendo el acticg (o no), levantó orgulloso los dedos en V y dejó las tijeras: ya no quedaban árboles. Palpitando la despedida, “Guacamole” hizo que subieran, una vez más, las chicas del púbico al escenario y se armó un trencito. Johansen saludó a una por una y con la última canción se despidió definitivamente. Cantaron “Fin de fiesta” todos los integrantes de la banda y Kevin no se olvidó del calor: “uf, qué tuf- uf, qué tuf”, rapeó entre saludos. Y anunció lo que puede ser, según él, el nuevo hit de Illya Kuryaki.

Fotos por Martín Dutil Fotografía

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