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INMERSO ARMÓ SU “CIRCO DEMENTE” EN THE ROXY

El cuarteto volvió a The Roxy para presentar su último álbum con un show que fue una montaña rusa de emociones y tuvo un buen número de invitados.

Inmerso
Inmerso

Un presentador fue el primer en salir a escena. Introducía a cada uno de los músicos de Inmerso. Cada uno con un puesto acorde a un circo, al igual que la escenografía circense que pusieron sobre el escenario. Usaron guirnaldas para decorar cada rincón, también puestas alrededor de los amplificadores, los caños de la batería y en la plataforma de la misma, también aprovechada para ser “escrachada” por los papeles que emulaban la estética de un espectáculo de circo. Todo en alusión a Circo Demente, el álbum presentado en la noche del sábado 2 de septiembre.

El primero en hablar, luego de la introducción del hombre camisa blanca y gorro colorido, fue Alvaro Vara, cantante y guitarrista. “¡Es un quilombo hermoso, la re puta madre!”, lanzó con un brote de alegría que no pudo contener al ver la cantidad de personas que estaban en The Roxy. Lejos de cesar su asombro, luego de “Ciruja”, insistió sobre el número: “Hay casi el doble de personas del último Roxy”. Ante estas muestras de felicidad por parte del grupo, el público no paró de devolver amor y celebrar cada canción que llegaba. Una de las tantas situaciones de este estilo se vio en “La furia de este frenesí”, que calmó las aguas y el micrófono fue cedido a los seguidores. Matías Costallat fue invitado en “Desenfreno” y se colgó el bajo cuando el show llegaba a su primera hora, aunque el protagonista del tema fue Vara con un solo sobre el final que se ganó la ovación del recinto de Palermo.

Pasaron unos minutos en lo que dejaron el escenario. Pero volvieron y con una nueva imagen, para la sorpresa de los espectadores. Todos con camisa blanca y pantalón de vestir para abrir un nuevo segmento de la presentación. “Bienvenidos al Circo Demente“, sentenció antes de comenzar con “Tenacidad (Evidencia II)“. Fue en el marco de la seguidilla de “Evidencia“, interpretada antes del parate, y que finalizó con “Indocumentado (Evidencia III)“, una de las más cantadas de la noche. Toti Simone, cantante de Simón Basta!, se acopló al grupo para hacer “De Marfil” y trajo la fiesta bajo el brazo para el deleite de los presentes.

Lo que viene ahora va a salir muy bien o muy mal“, comentaron desde arriba del escenario, entre risas. Ezequiel Poli, baterista, se puso de pié y tomó un cajón peruano. El resto de músicos se desconectaron y tomaron sus instrumentos. Los cuatro bajaron del escenario y se plantaron en círculo, alrededor de su público para quedar cara a cara en un acústico más que íntimo. Mientras se cumplía la hora de show, Inmerso se encontraba aunado con su gente que agitaba “En la piel“. En el mismo formato apareció “El anhelo” que finalizó con los seguidores saltando abajo del escenario y los músicos arriba otra vez eléctricos.

Bastó que Alvaro Vara recuerde a su padre fallecido para caer en lágrimas y quebrarse antes de hacer “Revancha y verdad“. The Roxy tocó su punto máximo de emoción cuando los acordes de la canción tocaron a cada uno de los presentes y logrando el llanto en muchos de ellos que se separaban en grupos abrazados unos a los otros para apoyarlos. La situación fue tan fuerte y caló tan hondo que arrancó “Cielo de dos” y muchos seguían llorando, fundidos en un abrazo con una pareja, amigo o compañero, unidos por el sentimiento producido por Inmerso.

Los momentos del show fueron cambiantes y después de ese ambiente, el lugar tomó color y se plagó de alegría con “Cuerva de ojos claros”. Los seguidores empezaron a recorrer el lugar entregando cotillón a los espectadores, sobre todo los que estaban más adelante. La fiesta volvió a decir presente y se aumentó con la aparición de cuatro bateristas, entre ellos Julián Baranchuk de Salta La Banca y Leo Benítez de Rock A La Orden, con redoblantes colgados para agregarle risas y diversión al track de Circo Demente.

Los últimos minutos siguieron en la sintonía de temas muy arriba como lo fueron “Estrella de rock” y “Cuando ruge nuestro canto”, con luces rojas sobre el escenario como en la gran mayoría de canciones del último álbum, que demostraron que son de las preferidas por el público que sigue al cuarteto. Se bajó la persiana con “La palabra libertad” que redondeó en 20 lo tocado en el Roxy y decoraron el momento con globos en el recinto para despedirse con una imagen festiva sumada a la de una banda consolidada como lo es Inmerso.

Fotos de Cinn Carrizo.