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El rugir de las montañas: Cosquín Rock metió distorsión una vez más

Comenzó la edición número diecisiete de Cosquin Rock. Con gran variedad de escenarios y actividades, reunió en su primera noche alrededor de 20.000 personas, según datos oficiales.

 

Evidentemente hay cosas que jamás pasarán de moda, porque están en el ADN argento. “Así es el rock and roll”, resumiría -por ejemplo- La 25. Con público para todos los gustos, para todos los estilos. Con inmensa cantidad de escenarios y actividades, no habría tiempo y lugar para aburrirse.

Como no puede ser de otra manera, las calles de Santa María de Punilla congregaron a todos: los que entrarían a la primera “velada”, los que no, los que fueron a trabajar, o aquellos que simplemente fueron a palpitar lo inmenso que afuera se vive. Decenas de puestos y locales para todos los gustos, y precios accesibles. Sí, así es el rock and roll.

Adentro del predio, estaría la otra fiesta, sin importar nada. Ni siquiera el día: por momentos amagaba con llover. Más teniendo en cuenta los antecedentes pasados por agua del festival. Prometía ser una jornada de banderas, de mucho barrio, y otras hierbas. Así fue.

 

El Bordo dijo presente en el primer día del festival más federal del país.

La apertura, tal cual lo apuntalaba la grilla, estaría a cargo de Revanchistas. Como es de costumbre, poco público para el comienzo: eran los primeros. El cronograma de bandas continuaría tal cual estaba pautado, y con bastante rigurosidad en el respeto de los horarios, al menos en comparación con otras ediciones. Alzarían sus voces Perro Ciego, Coverheads, Barrio Viejo y Ojos Locos. Para esa instancia, eran notorias las banderas de todas partes.

El Bordo daría ese “toque” que denota que la cosa va tomando color. Con al alrededor de 40 minutos de show, y la habitual euforia y empatía de Alejandro Kurz, la banda se hacía notar y anticiparía material nuevo para el próximo 17 de marzo: “El Refugio”.

Poco importaban algunos problemas de sonido que se hicieron presentes durante las primeras presentaciones en el escenario principal. Mientras Salta La Banca subía con su habitual grito contestatario y de libertad (algún palito para Macri), en el colmado Escenario Alternativo Los Pericos daban su show, con José Palazzo de invitado para tocar el bajo. Por su parte, paralelamente, Que Bien Que Te Queda desplegaba su Future Punk en el Garage Rock.

Pero eso no era todo: Había shows en el Escenario Temático Heavy Metal, La Casita del Blues y Escenario Geiser; exhibiciones de Trial y Slack Line; actividades en el Branca Bar; espacios de dispersión para sentarse y jugar metegol; puestos gastronómicos variados; entre otros.

Ya con buena presencia de público, Pettinato repartía su humor en el “Alternativo”, Y Rich Robinson Band hacía lo suyo en el Escenario Principal. Si bien la gente se dispersó durante su presentación, fue contundente lo demostrado arriba de las tablas por el guitarrista estadounidense.

El “Quilmes Garage” uno de los espacios disponibles para vivir el Rock en las Sierras.

LA NOCHE TIRABA UN SALTO MORTAL

Sin duda que el clima ya era del mejor: la lluvia apenas amagó, la felicidad que se mostraba en las sonrisas, en los abrazos de quienes, quizás, se encontraban de casualidad. Estaban los grandes, los chicos, los amores, y aquellos que, sin duda alguna, bebieron una vuelta de más. “Variedad”. Esa era la descripción justa. No sólo por la cantidad de visitantes de tantos lugares, sino también por el abanico de actividades que propuso (y propone) esta edición 2017 del Cosquín Rock.

Sí, la noche tiraba un salto mortal. Mientras el Escenario Heavy se hizo sentir desde cualquier rincón en donde uno se ubicara en todo el predio, Los Gardelitos convocó a nuevamente al rock barrial. Por su parte, Santa Kim demostraba toda la potencia que los viene caracterizando, en el Garage Rock. Evidentemente, está entre las mejores bandas oriundas de Córdoba. Al finalizar su presentación, una voz anunciaba la llegada del rock and roll más crudo en las tablas del “Principal”: La 25. Gran cantidad de público se acercó a ver a la banda del ex jugador de Quilmes: la banda de Junior. “Hasta la victoria siempre”, para un cierre emotivo.

Ciro armó su fiesta con las Sierras como telón de fondo.

Siguiente parada: Guasones, para no perder la línea del “stone”. Y para matizar lo que con lo que sería un eufórico cierre de Ciro y Los Persas. Una extraña cápsula naranja se desplegó sobre la pasarela del escenario. Muchos ya intuían que desde allí adentro saldría Andrés Ciro. Y así fue, dando un espectáculo que transitó entre clásicos de Los Piojos y su reciente material “Naranja Persa”, y con su característica euforia e interacción con sus seguidores. “¿Qué tocamos?, ¿‘Todo pasa’ o ‘Ando ganas’?” El público no dudó en inclinarse por la segunda opción.

Gran show para una primera noche que dejó saldo positivo, en líneas generales. Claro está, así es el rock and roll, que no pierde su esencia, pero a la vez no deja de renovarse, aunque muchos piensen que el rock argento murió. Mañana es mejor, diría el “flaco”.

Crónica: Jero Benassi
Fotografías: Flor Zafiaurre y Cinthia Anabella