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B.A. ROCK DÍA 2: LA MÚSICA QUE NUNCA MUERE

El segundo día del B.A. Rock volvió a mezclar bandas con mucha trayectoria con otras que están haciendo su camino con un gran resultado.

B.A. Rock Día 2
B.A. Rock Día 2

Luego de un primer día lleno de emociones y una jornada llena de estallidos, llegó la segunda fecha de la quinta edición del B.A Rock, que después de más de treinta años nos sigue demostrando lo que nunca se duda: nuestro rock, más vivo que nunca.

Pese al descontento previo del público con respecto a la baja de uno de los artistas más prestigiados de dicho evento, el queridísimo León Gieco, entre otros, anunciada sobre la marcha, pudieron superarse todas las expectativas.

El hielo de este festival lo rompió la banda proveniente del oeste, Dual, con no más de dos años de trayectoria, dejando a la vista el gran rock under que está presente en nuestro país, sobre el escenario Artaud, ubicado dentro del Microestadio. Rato después, sonaba La Furia de Petruza, quienes hicieron una espectacular parada de la gira actual que presenta su último trabajo, “Luces al costado”, con un gran recibimiento del público que coreaba con fuerte entusiasmo al rayo del sol, formando parte de esta leyenda cultural nacional.

Por otra parte, en el escenario principal, La Balsa, pudimos escuchar el sonido de El Reloj, banda oriunda de Rosario, quienes por primera vez en este festival se presentaron dejándonos a la merced de uno de los primeros rocks más pesados de América Latina, hace más de 40 años, encontrando así un público que, pese a los festejos del Día De La Madre, se presentó temprano para disfrutar de este mix de batería, teclado, y un conjunto de cuerdas, entre ellas un violín, que dejó más que boquiabierto a más de uno.

Mientras aún quemaba el calor, fue el turno de Tamesis que inundó el lugar con una alta calidad musical llevada a cabo por más de diez integrantes, haciendo mover a cada oyente al ritmo de sus notas sin dar lugar a quietud alguna, finalizando con el anuncio de sus próximas fechas en el centro porteño y la ciudad de La plata.

Continuando con la grilla, en el escenario Signos, Van Lacke nos dejaba un set impecable, continuado por la espectacular banda Sig Ragga; quienes no pudieron llegar a terminar su show debido a problemas técnicos, acontecimiento super entendido por el público que alzó su voz en un sinfín de aplausos. A su vez, en el Artaud, La Naranja Rock daba un show arrasador, muy esperado por la audiencia, que por supuesto, no podía esperar menos de este grupo que desde el año pasado está acompañado del ex integrante de Riff, Boff Serafine, guitarrista que ya había formado parte de este festival en una de sus primeras ediciones.


Siguiendo la línea de ex integrantes de Riff, llegó la hora de rockear de su ex bajista Víctor “Vitico” Bereciartúa en un disfrute del proyecto Viticus donde está acompañado, tras la partida de Sebastián Bereciartúa, actualmente por Jerónimo Sica (Batería), y Gastón Videla (Guitarra y voz), quienes no dejaron pasar la oportunidad de traer a nuestras memorias a nuestro gran referente, Pappo, y su canción “Que sea rock”.

Momentos posteriores, en el escenario contrapuesto tuvimos el agrado de presenciar a Claudia Puyó, una de las referentes femeninas más reconocidas de la historia de nuestro rock, quien brindó un cálido set ante un público felizmente conmovido y agasajado. Este show siguió con la aparición de Los Tipitos, banda marplatense con grandes influencias de nuestra cultura rockística, quienes entusiasmados por su nuevo disco presentaron su próxima fecha el 10 de diciembre en La Trastienda, despidiéndose con su himno “Campanas En La Noche”.

Cuando el reloj marcaba 17:35, a tiempo llegaba la voz de Julián Kartún, vocalista de El Kuelgue, para casi obligar al público a no quedarse mudo. Un show muy motivador, con mucho humor y alegría, en el que entre sus pequeños monólogos de stand up y sus tan pegadizas canciones pudimos oír: “En Avenidas”, “Circunvalación”, y “Bossa and people” que se robaron todos los movimientos de la gente, a simple vista, muy contenta.

Ya cayendo la tarde-noche, venía uno de los momentos más aclamados. Fue Willy Quiroga, ex líder de Vox Dei, quien se convirtió en uno de los músicos más importantes en la cuna de nuestro rock, logrando una ovación increíble al llegar al corazón de fanáticos sometidos a una nostálgica memoria. Un gran acompañamiento de músicos, una puesta en escena muy atractiva, y canciones como “Azúcar amargo” fueron parte de este escenario que sacudió las cabezas de todos.

Con la noche puesta sobre los escenarios, Ale Kurz, voz y guitarra, de El Bordo, junto a Miguel Soifer (batería), Pablo Spivak (bajo), Diego Kurz (guitarra), Leo Kohón (teclados y armónica); dieron a luz a un estallido del disfrute del público joven. Con el corazón en garra pudimos oír temas de su último disco “El Refugio” tales como “La libertad”, “Metafísica”, “Humano”, y sus hits de siempre tan acostumbrados a adueñarse de los gritos de los fanáticos como “Insisto” y “Soñando despierto”.

El escenario cubierto Artaud, fue el primero en finalizar su día con la participación de Massacre, banda formada en 1986 denominada dentro del género “skate rock”, un sub-estilo del punk rock. Sin ningún espacio vacío entre el público, con pogos bastantes movilizados, mucha adrenalina y voces altas acompañando canciones como “Tengo captura” y “Tres paredes”, la banda de Walas bajó el telón de una seguidilla de shows que no dejaron ni un poco que desear, pese a la ausencia de Tano Marciello, quien por cuenta propia decidió no asistir a dicha fecha en apoyo a su amigo, Ricardo Iorio.

Paralelamente, en el Signos, frente a una igualdad de horarios en la grilla, tocaba Boom Boom Kid, uno de los momentos más agitados de la noche, con una audiencia totalmente con los pies fuera del piso. Con el micrófono por los aires, Carlos Rodríguez, su vocalista, nos demostró una vez más cuánto aguante tiene el cuerpo para saltar, o en su defecto, tirarse arriba del público con luces de colores alrededor del cuerpo, para luego volver a subir al escenario y hacer volteretas, forma en la que dio por terminado su show con una fuente inagotable de energía, tanto de su parte como de sus fanáticos.

Tuvimos, también, el agrado de recibir a una banda sorpresa; en esta oportunidad se trató de Los Pericos. Se encontraron frente a un recibimiento muy halagador, fue una performance imposible de pasar por alto. En la grilla, ocuparon el lugar que debía ocupar León Gieco, y pese que al principio, la ausencia de éste, no se tomó muy bien, pudo disfrutarse de la jornada sin problema alguno. Sonaron hits como “Pupilas lejanas” y “Nada que perder”, lo cual destacó el las ganas del público de no querer volverse a su casa.

La banda previa al cierre del escenario principal, La Balsa, fue Guasones. Esta banda proveniente de La Plata fue otro de los momentos en los que predominó mucho el público joven. Un clímax totalmente unificado por el sentimentalismo que tiene el rock, un salto y un abrazo en cada canción, son sólo una parte de las cualidades que tuvo este repertorio. Se pudieron escuchar temas como “Gracias”, “Espejos rotos”, e hits inoxidables como “Pasan las horas”.

Ya llegadas las 23:00, por fin llegaba uno de los momentos más esperados de la noche: el cierre del escenario Signos con la inigualable Fabiana Cantilo. Supimos encontrarnos frente a una Fabi muy suelta, que no sabe de mantenerse estática y simplemente baila por doquier, como si de repente, todo lo demás no existiera. Oímos temas como “Cleopatra”, “Mary Poppins”, “Eiti Leda”, y después de “Nada es para siempre”, besó las almas de todos presentando a sus músicos nombrándose última diciendo “y yo, que les digo que el amor puede triunfar”.

Por último, media hora antes de la medianoche, fue Adrián Rodríguez quien concluyó esta fecha en el escenario principal, La Balsa, con su voz al mando de Babasónicos. Tuvo la mayor concentración de diversidad de edades del día. Chicos y grandes disfrutando de estas melodías tan pegadizas que invitan a cualquiera a dejarse llevar. Fue una oportunidad en la que se mostró mucho de su último trabajo, “Repuesto de Fe”, presentado en un formato electroacústico. Pese a que quizás para el público no fue la mejor opción, terminó siendo un gran show, donde se escucharon temas como “Posesión del tercer tipo”, “Muñeco de Haití”, “Sin mi Diablo”; más hits como “Yegua”, “Putita”, y para subirla con todo, temas como “Irresponsables”.

Mucho público de todas las edades, grandes, jóvenes, chicos; sentimientos en el aire, gente de todo el país unida por una misma pasión: la música; el deje de amor en cada espacio, en cada tema compartido con el de al lado; demostrando así, que hay cosas que nunca mueren; que el rock mantiene su esencia, la vida eterna, las luchas, las causas, el compromiso, pese a algunos altibajos, todo lo que hizo que este festival nunca deje de ser una leyenda y pueda mantenerse viva, después de más de 30 años.

Por Carla Arellano

Fotos Julieta Marylin Fotografía