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Alma Bouquet estalló The Roxy en la presentación de su nuevo disco

La banda de Quilmes brilló en el estreno de su segundo disco de estudio, "El Abismo del Espejo", en el barrio de Palermo e hizo vibrar a la par a más de 300 personas que se hicieron presentes en el Roxy.

Alma Bouquet
Alma Bouquet

Era una jornada tranquila acompañada de una suave pero constante brisa que movía los cabellos de los jóvenes que se congregaban en el 5542 de la Av. Coronel Niceto Vega, sitio donde yace The Roxy Live que enseñaba en su letrero: “Hoy: Alma Bouquet”. Debajo del cartel, la fila aumentaba su número y las remeras de la banda copaban la cuadra. Unos 5 chicos cantaban acompañados de la guitarra criolla que un pibe había llevado y de pronto la canción se multiplicó en voces por toda la fila, que era para ese entonces el doble de larga, ellos pertenecían a la 45, quienes siguen al grupo desde que arrancó.

Pasaban 34 minutos de las ocho de la noche cuando un seguridad de la puerta pidió que vayan armando una fila prolija con entrada en mano y los pibes se apuraron a ordenarse para entrar lo más pronto posible al predio. Al cabo de unos diez minutos el escenario estaba frente a cientos de personas. “305 me dio al final la cuenta”, dijo uno de los responsable de seguridad mientras miraba hacia el techo como recordando, pero daba la impresión de ser muchos más. Se escuchaba “Take Five” de Dancing Mood en el aire mientras el lugar se seguía llenando de jóvenes de entre unos 14 a 30 y pico años de edad, en su mayoría con remeras de Alma Bouquet. Unas 6 o 7 chicas repartían globos a la multitud quienes los iban inflando mientras que sobre el costado derecho del recinto un grupo de familiares de la banda se codeaban y miraban orgullosos como tanta juventud se juntaba a disfrutar de un concierto de rock.


Una luz rojiza recorría el rostro de las personas cuando a las 8:59 la música de ambiente se apagó de golpe y una guitarra rujió en el ambiente. Un minuto después el telón sobre el escenario se abrió de par en par y se pudo ver a 4 personas en él con una pantalla gigante de fondo con las palabras Alma BouquetEl Abismo del Espejo. El sonido correspondía a la canción “De Estanques y Banquinas” primogénita del nuevo disco que esa noche presentaban. En el medio del escenario, Marcos Scalerandi con la guitarra aferrada en las manos y el micrófono de frente, a su izquierda Mauro Memmo en el bajo, en el lado opuesto la presencia de Guillermo Torres en la otra guitarra de la banda y detrás de ellos tres en lo alto Pablo Calvagno lideraba el tiempo en la batería. La fiesta había arrancado en el Roxy y los chicos de Alma Bouquet la lideraban tocando “Milonga del Umbral” y “Tras el Telón” enganchados.

“¡Hola Roxy!”, dijo Marcos, luego de haber terminado la tercera canción y la gente respondía gritando y saltando. En lo que decía, en su sonrisa y en la de los demás jóvenes de la banda se podía entender la alegría que estaban viviendo por estar ahí, esa noche, debutando con su segundo disco, sensación que no desapareció durante todo el show. Continuaron tocando “Cuenta Regresiva” mientras una chica se subía a hombros de un amigo y miraba al público alentándolos con las manos y tarareando la canción con los labios. Tras 20 minutos de show, el lugar entero quedó pintado de un tono celeste, como si de pronto el show entero se hubiera trasladado al fondo de un océano y comenzó a sonar “Preguntas en Presente”, el quinto tema del repertorio mientras las cabezas agitaban marcando los tiempos del compás del tema.
Se invitó al escenario a Luciano Maiorana, guitarrista amigo de los chicos de Alma, quien los acompañó por diferentes ritmos en “Final del Juego”, “Arlandria” (cover de Foo Fighters) y “Barro, Yuyo, Barrio”, canción que al terminar permite que quienes tocan los instrumentos de cuerda se abran dando plena vista al público y viceversa, mostrando a Pablo en la bata quien cerró el tema con un rulo de más de un minuto. Tras despedir y agradecer al invitado, la guitarra de Marcos comenzó a sonar y la gran mayoría de los presentes al reconocer los acordes de “Las Piernas del Tiempo” comenzó a sentarse, y el color rojo de las luces volvió a reposar sobre el rostro de todos los seguidores mientras el tema sonaba y apaciguaba el ritmo acelerado de los corazones.

El show continuó con “Datmi” y los presentes volvieron a incorporarse y a saltar, y sin esperar engancharon con “De Perros y Proezas” logrando que el ritmo de un pogo que llevababa ya más de una hora de frenesí pareciera no tener fin. Antes de que empiece la decimosegunda canción del recital, Guillermo tomó unos minutos para comentar todo lo que significaba ese momento y todo el esfuerzo que debe emplear una banda under para llegar a ese punto, remarcando el menester de apoyar a los grupos de abajo. Luego de esto sonrió y presentó a Ricardo Verdirame, quién trajo el Funk a la noche palermitana tocando “Lupita”. Entre el público comenzaron a aparecer anteojos y vinchas con luces de colores, y todos bailaban entre ellos dando vueltas y saltando entre risas.

Casi llegaba el final del show y cada vez que los músicos lo decían la gente gritaba exigiendo que jamás termine y así volvían a sonar acordes, esta vez era “De Abrazos Inconclusos” mientras el público se mecía al ritmo de la canción y marcaba un pulso con las palmas. Una persona fundamental para Alma Bouquet y el proyecto del nuevo disco fue Nicolás Persig integrante de De La Gran Piñata, quién se subió al escenario en la canción “Santos” y permitió que otra vez volviera a explotar la 45.

El bajista también comentó lo importante que es apoyar a las bandas under y destacó que esa ayuda se brinda yendo a los recitales, comprando los discos, las remeras, siendo ésta la manera más directa y sencilla de brindar una mano a los grupos. Luego de que Nicolás deje el escenario acompañado de aplausos de cada uno de los presentes comenzó a sonar “Apóstoles Ateos”, y todos volvieron a hacer vibrar el lugar como un solo bloque mientras las luces del escenario modificaban los tonos de las caras de los chicos presentes. Luego aparecieron globos de color amarillo cuando comenzaban a tocar “Noche de brujas” y Marcos gritaba al público gesticulando con la diestra: “¡No me la vengan a contar a mi!”.
Le faltaban unos pocos centímetros a la aguja más larga del reloj para que marque las 22:30 y la banda comenzó a tocar “Específico”, volaban los flashes de las cámaras repartidas en diferentes ángulos del lugar, por delante y por detrás de las vallas. Apenas unos segundos de silencio al final de la canción y sonaron los acordes de “Corceles”. Eran más de diez los chicos y chicas que, subidos a hombros de amigos, coreaban la letra, de entre la luz de la pantalla y de los faroles se veían las rastas de una muchacha con la piel color canela que sonreía y movía la boca a la par del tema, pareciera que todo el mundo allí, en ese preciso momento, no podría estar en un lugar mejor.

El show terminó con “Lazarillo”, segunda canción del nuevo disco y la que hizo saltar como nunca a todos los que allí estaban. Faltaban 15 minutos para que sean las 23:00 y, al igual que el comienzo, a todos los que estaban allí volvió a inundarlos el color rojo de los reflectores apostados en el escenario. Cuando sonó el último acorde, los aplausos brotaban de todas las palmas presentes al igual que las caras de felicidad, la banda se puso en fila y abrazada de espaldas al público para sacarse una foto con ellos y luego, mirándolos de frente, hizo la reverencia clásica y entre abrazos y saludos el telón se cerró.
Los Arctic Monkeys acompañaron la salida de los pibes quienes se abrazaban y hablaban entre ellos, se preguntaban quienes iban para Flores, Llavallol, Belgrano o Claypole o quienes seguían la noche en las calles de la Capital. Cuatro amigos, en la puerta del Roxy se tiraban polvos de colores y morían de risa. Se organizaron y se fueron juntos, un grupo hacia el norte y otro grupo hacia el sur, nadie se quedó solo. Pasó el show, pasó el día tan esperado pero el recuerdo durará en el tiempo. Alma Bouquet inundó de rock a más de 300 almas.

Por Matias Montenegro.

Fotos de Julieta Marilyn Fotografía

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