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Flamengo se mete en la interna política por el coronavirus de Brasil

El campeón de América se suma al discurso anti cuarentena del presidente Bolsonaro y pide por la vuelta a los entrenamientos en Río de Janeiro. El futbol se suma en la discusión política mientras aumentan los casos positivos de COVID-19.

El futbol es mucho mas complejo de lo que parece. Analizar al deporte mas popular del planeta solamente como 22 personas corriendo atrás de una pelota, es caer en un terreno simplista, por no decir absurdo. Porque el futbol es mucho más. Históricamente este deporte fue usado por distintos sectores para sus fines políticos. Porque el futbol reúne a las masas, y las puede manipular a través de la pasión por los colores. Hoy en Brasil el futbol es el campo de batalla en la guerra interna de la política generada por la pandemia mundial, y los clubes son las trincheras de los sectores que pujan por imponer su visión en la lucha contra el coronavirus.

El pasado miércoles el presidente Jair Bolsonaro se reunió con los presidentes de Flamengo y Vasco da Gama, los dos gigantes de Rio de Janeiro. La reunión, en la que se mostraron sin barbijo ni distanciamiento social, tuvo como eje central la vuelta del futbol. Además, los dirigentes de ambos clubes solicitaron al presidente brasileño mudar los entrenamientos a la ciudad de Brasilia, ya que Rio de Janeiro se encuentra en cuarentena por decreto del gobernador del Estado, Wilson Witzel.

Curiosamente, mientras ocurría esta reunión entre dirigentes y presidente, el plantel del Flamengo entrenaba normalmente en el predio Ninho do Urubú, sin autorización del gobernador. Pero mas curiosa fue la respuesta oficial del club, en línea con las declaraciones de Bolsonaro, buscando restar importancia a la pandemia. “Los atletas y miembros involucrados en la vida diaria informan que se sienten seguros y capaces de reanudar el entrenamiento debido al protocolo de seguridad y prevención adoptado por el Departamento Médico de Flamengo” figura en el comunicado del club más popular del país. Debido al no acatamiento de la cuarentena, el actual campeón de America podría recibir fuertes sanciones.

Bolsonaro reunido con los presidentes de Flamengo y Vasco da Gama sin distanciamiento social

Increíblemente esta discusión ocurre en un distrito con 30.379 infectados y 3.237 muertes por COVID-19, según el ministerio de salud brasileño. Además, la dirigencia del club carioca obvió en su comunicado el hecho de que dos jugadores de su plantel profesional dieron positivo en los tests realizados el pasado lunes, según la cadena Globosesporte. Esto se suma a los 38 infectados reportados por el club a principios de mayo, y la muerte del masajista del equipo profesional, Jorge Luiz Domingos, a causa del coronavirus.

Al ser el último campeón de América y el equipo mas importante de Brasil, esta disputa obligó a todas las partes a tomar partido. La Federación de Futbol del Estado de Rio de Janeiro salió a respaldar al “Mengao” siempre y cuando “no interfieran en el combate a la diseminación del COVID-19”. Por otro lado, el presidente de Botafogo, salió con los tapones de punta: “¿Qué hay de malo en esperar 40 días? Flamengo se entrena, ¿contra quién va a jugar?” declaró molesto por los distintos medios cariocas.

“Los atletas y miembros involucrados en la vida diaria informan que se sienten seguros y capaces de reanudar el entrenamiento debido al protocolo de seguridad y prevención adoptado por el Departamento Médico de Flamengo” figura en el comunicado de Flamengo.

Cabe recordar que, a principios de mes, algunos clubes volvieron a los entrenamientos en diferentes distritos del país vecino. En Porto Alegre, por ejemplo, el Internacional del Chacho Coudet y Andres D´alessandro reanudó las actividades del futbol profesional el pasado 5 de mayo.

En medio de una disputa política, donde Jair Bolsonaro utiliza a los clubes como arma en contra de los gobernadores de los distritos que se encuentran en cuarentena, Brasil llegó a los 310 mil infectados y supera las 20 mil muertes, convirtiéndose en el tercer país con mas casos en el mundo, detrás de Estados Unidos y Rusia.

Mientras la derecha brasileña se quedó en la guerra fría de la década del 60, y ataca cada medida sanitaria tomada por los gobernadores opositores como un intento de imponer una dictadura comunista, la población queda a la deriva. Al mismo tiempo, utilizan a los clubes de futbol para manipular a las masas bajo el mensaje de la lucha contra la “gripecita”. Flamengo, un equipo con 34 millones de fanáticos en Brasil, se convirtió en la base de operaciones para la difusión de la peligrosa revolución reaccionaria: revelarse para que todo siga igual.