El eterno debate levanta cada vez mas polémicas, rugby profesional contra rugby amateur.
En nuestro país el rugby es esencialmente amateur y para la URBA es un punto que no se modifica, en cambio para la UAR ese es el punto clave para la evolución y avance del deporte, y así fue como nació el Pladar ya hace dos años.
Después del glorioso tercer puesto en el 2007 en el mundial, empezaron a planificar lo que hoy ya es un hecho. Si bien en ningún momento se planteo que desaparezca el amateurismo, lo que buscan es hacer algo paralelo.
El Pladar consiste en formar a un grupo de jugadores con futuro de selección para poder disputar torneos competitivos, estos a cambio reciben un sueldo para que puedan abocar sus vidas solo al rugby y en muchos casos a sus estudios. En este punto es donde esta el quiebre de la relación. La URBA sostiene que al ser “profesionales” tienen una ventaja sobre el resto, si la mirada fuera un poco mas optimista, se pensaría que esto enriquecería al torneo, ya que los jugadores trabajarían para estar a la par de sus compañeros y de esa forma absorber parte del crecimiento del otro.
El conflicto parece no tener fin, los jugadores quieren volver a sus clubes, pero los dirigentes no lo aceptan y ante la pregunta responden que la decisión de excluirlos fue de los propios presidentes de los clubes que firmaron el acuerdo, y que si estos no representan las ideas de ellos el problema no es de la URBA.
Hay antecedentes que hablan por si solo, como es el caso de Benjamín Urdampilleta, CUBA le cerro las puertas no solo por integrar el pladar sino también por la propuesta del Harlequin de Inglaterra.
Después de tanto debate sobre el tema hubo una respuesta, la URBA va a hacer una asamblea en donde van a proponer que los jugadores renuncien a las becas y se queden solo con los viáticos para las giras, la prepaga y la beca universitaria.
Lo que sabemos es que mientras que se espera una respuesta el tiempo pasa, el torneo empieza el 17 de abril y hay jugadores que no forman parte de las listas que presentaron sus clubes mientras que otros son esperados hasta último momento para vestir los colores que los formaron como jugadores.
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