San Lorenzo debe aproximadamente 170 millones de pesos. Está en concurso, no es novedad ni tampoco producto de uno o dos errores de hace poco tiempo. El monto se generó con descuidos del pasado, y entre la continuidad de los malos manejos dirigenciales y el desbarajuste entre lo que cobra un director técnico y un jugador con las distintas esferas de la vida se acrecentó más.
Ayer por la tarde circuló un número que a más de un Cuervo le puso los pelos de punta: el plantel profesional cobró en concepto de premios por el año 2011 ¡$9.200.000! Sí, con esa fortuna, San Lorenzo podría deshacerse de más de un acreedor. Pero lo más sorprendente, es entender cómo se puede fugar semejante suma de dinero en un plantel que sacó 42 sobre 114 puntos, no jugó ninguna copa y dejó al club en Promoción. Inentendible.
Es cierto que esto no pasa sólo en San Lorenzo. En todos los clubes los señores futbolistas perciben, además de su sueldo, un incentivo económico por triunfos, clasificaciones o buenos resultados. Eso sí, la mensualidad, es en dólares, porque ellos cobran en moneda norteamericana. Dichos pagos nunca son acordes a los montos que los clubes manejan, y por eso varias instituciones están al borde de la quiebra. Además, si se compara los haberes de los futbolistas con los de cualquier otro profesional, la diferencia es mucho más alarmante, y a favor de tipos que trabajan cuatro o cinco días a la semana y no demasiadas horas.
Volviendo al caso de San Lorenzo, cuesta entender cómo un club tan devaluado se pueda comprometer a pagar tal cifra aun con el riesgo de que los resultados sean tan malos como lo fueron. También es complicado comprender porqué los jugadores no se conforman con la gloria de triunfar, y requieren en todos lados una remuneración por hacer las cosas bien. Porque claro, los premios son eso: pagarles un adicional por hacer bien su trabajo, como si los sueldos no fuesen suficientes. Se paga más si triunfan, pero no se descuenta si fracasan. La motivación es el dinero y no el honor.
San Lorenzo no iba a paliar sus problemas económicos por no pagar esos “premios” al plantel 2011, pero es momento para que se sincere con su presente institucional y se dé cuenta que no puede pagar un peso de más, y menos por campañas como las del año anterior. El club tiene que asumir el pésimo momento al que llegó, y optimizar los recursos en función de lo que necesita. Y esas necesidades no son seguir trayendo jugadores y técnicos a mansalva que sólo generan gastos y ninguna alegría, sino empezar a pagar lo que desde hace años se debe.
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